Fotos de la No Cogida del Cuadro

Últimamente se está generando mucho debate acerca de la tradición de la Mayordomía y el culto a la Virgen en general, y todo como consecuencia de la no cogida este año del Cuadro por parte de ningún santistebeño. El debate generado puede resultar interesante, ya que la Mayordomía es una tradición muy antigua, rica y llena de matices. Este interés, desde mi punto de vista, radica solamente en el hecho de que con el debate se profundiza en la difusión y en el conocimiento sobre nuestra principal tradición, así como también aporta vivencias y anécdotas que ayudan a enriquecerla aún más. Sin embargo, plantear el debate como un punto de partida para posteriormente tomar ciertas medidas más o menos drásticas en torno a la tradición, no deja de ser actitud descabellada o cuanto menos, precipitada. Es bueno recordar el pasado, no sólo como dicen comunmente, para evitar repetirlo, si no que también es bueno recordarlo para enriquecernos y situarnos dentro del contexto de nuestra propia historia y nuestra cultura Así, recordando este pasado, podremos darnos cuenta que la tradición no se rompe porque eventualmente no se coja el cuadro. Más bien al contrario, la tradición continúa ya que fue el Ayuntamiento quien inicialmente hizo voto y asumió el patronazgo del culto a la Virgen, y dado el fervor y la devoción popular, le cedió este patronazgo al pueblo bajo el concepto de Mayordomía. Así pues la tradición, que emana del voto del Ayuntamiento, no se pierde en caso de no constituirse Mayordomía, si no que se reafirma al volver el Cuadro (en otros tiempos pendón o bandera) al Ayuntamiento, que es la institución que se encarga de custodiarla y perpetuarla.

Se ve pues, que aunque el debate sea positivo, aún no se dan las condiciones para acometer cambios en la forma de entender la Mayordomía, y ni mucho menos esta peligra por el hecho de que uno, dos o tres años no se constituya Mayordomía. Recordemos también que durante muchos periodos relativamente recientes, el Cuadro podía pasar varios años en casa del Alcalde, y no por ello desapareció la Mayordomía. Incluso la tradición pervivió a guerras y a otras coyunturas mucho más graves y significativas.

Sería un atrevimiento por mi parte entrar en un asunto tan complejo y con opiniones tan enfrentadas como son las relaciones complementarias que se dan entre la Mayordomía y la Cofradía, las dos vertientes del culto a la Virgen. Sin embargo, si me gustaría matizar que, aún persiguiendo un fin similar, y centrándose ambas en el culto a la Patrona, hay que notar que inicialmente hablamos de dos cosas completamente distintas al menos en su concepción. Entiéndase la Cofradía como a la legítima representante de la Iglesia que se rige por el derecho canónico y que obedece los dogmas , haciendo profesión de fe siguiendo las directrices y tradición de la Iglesia Católica en lo que el culto a la Patrona se refiere. Entiéndase por otro lado a la Mayordomía, como a la legítima representante del pueblo, ese pueblo que fue el que inicialmente la encontró y que se puso bajo su protección y amparo y que poco a poco fue tejiendo todo el ciclo litúrgico tan particular como nuestro que durante todo el año rinde culto a la Patrona a través de la caridad con los hermanos. Así pues la Mayordomía, que encauza el sentimiento popular y bebe de muchas de las tradiciones paganas ancestrales, tiene poco o nada que ver con la Cofradía, aunque el fin común y el devenir de los tiempos las haga coincidir y complementarse en sus respectivas misiones. Resaltar estos matices distintivos en ningún momento pretenden abrir una brecha entre dos posibles tipos de culto, ya que la realidad santistebeña, tan compleja como es, ha sabido integrar ambos aspectos entendiéndose la devoción y amor a la Patrona como uno solo, aunque con varios caminos para llevarlo a cabo.
Como todos sabemos, hace unos años, en la entrevista al último alcalde del régimen y al primero de la democracia, se puso de manifiesto que durante una época, la Iglesia y algunos pretenderon introducir ciertos cambios en la forma de proceder al coger el Cuadro, entendiendo algunas actitudes como impropias y poco respetuosas. Sabiamente el pueblo supo responder, y, entendiendo la tradicion según su origen, respondió no aceptando injerencias de la Iglesia más que las estrictamente doctrinales. Ahora, al contrario que en aquella época, no se sabe si propiciado con similares pretensiones, se dice que es la Cofradía la que debe asumir responsabilidades por la no cogida del Cuadro, algo que solo compete al pueblo y al Ayuntamiento
Lo que si está claro es que venga de la parte que venga, enfrentar estas posiciones no nos hace bien a ninguno. Quede claro que aquí no hay bandos ni debe haberlos, y que le pese a quien le pese, siendo la Cofradía y la Mayordomía independientes entre sí, queda fuera de lugar plantear que sean contrarias, contradictorias, o que una deba asumir las responsabilidades de la otra, sea quien fuere el que lo planteare
Y como punto final curioso, véanse algunas fotos sobre la NO TOMA DEL CUADRO más fotografiada y comentada hasta ahora.